martes, 22 de octubre de 2013

Resumen


Durante mucho tiempo se consideró que la historia sólo se refería al periodo posterior a la aparición de la escritura. Es decir, se vinculaba la historia a la existencia de fuentes escritas. Aunque algunos historiadores aún entienden esto así la idea más extendida es que la prehistoria es también historia, aunque no haya fuentes escritas.

La perspectiva histórica implica en cualquier caso, la necesidad de que exista una cierta distancia temporal entre el historiador y el acontecimiento histórico, de tal manera que este pueda recopilar todos los datos necesarios, no sólo para narrar los hechos con coherencia sino, sobre todo, para poder explicarlos desde su origen (causas) hasta su final (consecuencias). Aunque también hay una escuela de historiadores que considera que se puede hacer historia del mundo actual y encontraréis asignaturas de este estilo en muchas universidades.

Ya en la Antigüedad, historiadores como Herodoto,  Tucídides o Julio César (sí, sí, el de la Guerra de las Galias ) escribieron una historia simultánea a los  acontecimientos investigados.  Julio César, precisamente, iba escribiendo su historia sobre la Guerra de las Galias casi mientras dirigía a sus ejércitos en esa misma Guerra. Pero la disciplina histórica del siglo XIX consideró que era imprescindible que existiera una distancia temporal entre lo investigado y el investigador. 



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