viernes, 25 de octubre de 2013

Europa en el siglo XIX después del congreso de Viena

Después de su victoria en 1815, los soberanos aliados se ocuparon en reformar el mapa político de Europa en el llamado Congreso de Viena y construir una nueva era, para ello:

- Remodelan el mapa europeo (se simplifica) y rechazan los principios de la Revolución Francesa (libertad, igualdad y fraternidad).

- Restablecen la paz y las virtudes del Antiguo Régimen a través de:
a) El inmovilismo político.
b) La permanencia de las monarquías.
c) El equilibrio entre los estados.

En consecuencia, se defendió en el plano político el poder de las potencias (Inglaterra, Austria, Francia, Rusia y Prusia) sobre los demás estados, y en el plano económico la mecanización de la industria.

Por otro lado, las clases menores se sienten amenazadas puesto que, al volverse al estado de cosas de antes de la Revolución: los campesinos temen el regreso de sus señores feudales, los comerciantes e industriales desconfían de la política fiscal que libera a nobles y clérigos de la paga de impuestos y los funcionarios estatales temen quedarse sin empleos.

A pesar de todo, en 1815 triunfa la tradición, y se crean una serie de instancias para mantener el “status quo”, entre ellas: 

- El legitimismo (los reyes deben gobernar absolutamente), la responsabilidad de las potencias (ellas deben mantener la paz, especialmente a través del sistema de alianzas). 

- Los conflictos deben resolverse en los congresos, y en fin, se puede recurrir a la intervención de una nación si el desorden de ella afecta la paz de todos. 

En síntesis, se descarta todo aquello que surja de la revolución popular: democracia, libertad, soberanía popular y Código Civil.

Tras la restauración de las monarquías, el pueblo se vio frustrado, pensaba que las injusticias de siempre se mantendrían perpetuamente. De esta forma, en toda Europa surgieron diversos focos de descontento, los cuales se agruparon en torno a las sociedades secretas: los carbonarios en Italia, los Chaboniere y la Sociedad Republicana de la monarquía de julio en Francia, la Liga de los Justos en Alemania y la Sociedad del Norte y la Sociedad del Sur en Rusia. Estos movimientos fueron ferozmente reprimidos entre 1820 y 1850, y consiguieron sólo tenues victorias.

En 1848, apareció en el plano europeo Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón, quien hizo de Francia su imperio, el que intentó expandir más allá de sus fronteras. Sin embargo, en 1871 se pondría fin a este imperio, cuando el ejército de Prusia tomó París y proclamó el Segundo Reich. 

Por su parte, en Italia (1870) y en Alemania (1871) se logra la unificación, que convirtió en estados nacionales a estos territorios. En adelante, estas naciones también querrán participar en la política exterior de Europa, hecho que aumentaría las tensiones entre las grandes potencias. 

No obstante, por espacio de casi cincuenta años, estas tensiones se trasladarían a otros continentes por intermedio de la colonización y expansión imperialista del poder político, económico y militar de las naciones europeas. Lugares donde rivalizarían indirectamente los intereses nacionales de cada estado junto con sus ansias individuales de hegemonía, poder y prestigio tanto en Europa como en el resto del mundo.

En resumen, desde 1871 a 1914, Europa vivió en paz (pero una paz insegura, sobre la cual pendía una perpetua amenaza de guerra). 

La historia de este período está constituido por acontecimientos diplomáticos entre los que los principales son: 

- La armonía entre los emperadores de Alemania, Rusia y Austria (firman la Triple Alianza en 1872). 

- La alianza austro-alemana (1879), convertida con el ingreso de Italia, en triple alianza (1882). 

- La amistad franco-rusa (1891).

- La amistad franco-inglesa (1904-05), que se transformó con la unión anglo-rusa (1907-1908), en la Triple Entente. 

En fin, después de 1871, los pacifistas se esforzaron en: limitar los armamentos y en recurrir al arbitraje para solucionar los conflictos y restablecer el equilibrio europeo.

También se produjeron cambios territoriales más profundos, entre los que destacan los siguientes:


* Se crearon nuevos Estados en torno a Francia cuya misión era impedir una expansión francesa por el continente: reino de los Países Bajos, Confederación Helvética y reino de Piamonte-Cerdeña.



* Entre Rusia, Austria y Prusia se repartieron territorios en Europa de forma equilibrada para impedir que ninguna potencia alcanzara la hegemonía sobre las demás. Además, se creó el reino de Polonia, bajo la soberanía del zar de Rusia.



Fuera de Europa, Gran Bretaña incrementó su imperio ultramarino y se convirtió en la gran potencia.




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